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Sin embargo, te esperaba

Actualizado: 1 ene 2022


… sin embargo, te esperaba.

Te esperaba porque te llevaste el mundo

sin permiso de los cielos

que engendramos en otoño;

y dejaste en su lugar

un desierto sin oasis

y sin tu perfume

y una casa tan vacía y silenciosa

como yo.



Desde que tú te marchaste

solo hay frío por las noches

y un calor torturador durante el día.

Y recuerdo que dejaste las tormentas

como eternas compañeras de mis madrugadas;

y yo vi danzar el viento con la arena

con un ritmo a tu favor desde mi cama.



Yo buscaba día y noche

una gota de las aguas de tus mares

y en mi búsqueda tenaz

yo sentía que tu amor iba muriendo.

A través de la distancia y mi dolor

yo sentía cada día que moría nuestro amor.



Aún me sabe a la nostalgia el vino,

no he tenido regocijo desde aquel ayer.

Tu copa siempre tan vacía estuvo

que el vino entristeció mis labios para siempre.



La temporada de los invencibles

hace poco terminó.

Esa noche yo escuché el llamado de la Luna

desde el punto de su órbita

más cercano a nuestra Tierra.

En su cara yo quería encontrarte,

pero allí nunca estuviste.

Fui desnuda a la batalla,

que perdí luchando sola.

Derrotada y malherida te esperaba.



Y, aunque no dejaste huellas,

yo viajaba con un viento inexistente

para estar cerca de ti.

Y, a pesar de ver al tiempo

seduciendo mi impaciencia,

sin embargo, te esperaba.

Esperaba tu regreso,

esperaba tu llamada,

esperaba que volvieras,

pero tú nunca llegabas.



Esperaba con paciencia

que los mares de tus besos

a mis labios en sequía

devolvieran la humedad.

No imaginas cuántas horas

esos ríos de agua viva

de tu boca yo anhelaba.



Te esperé porque seguías

siendo tú mi adoración

en el fuego del desierto.

Te esperé porque te amaba.




La Dama de Vermut

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