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El Temerario

Actualizado: 1 ene 2022


No son dignos ni del aire,

ni del cielo,

ni del suelo,

ni del mar.

Mientras ellos aún presiden

ignorando la miseria

que destroza a los espíritus abandonados,

este mundo muere lento

con las manos extendidas y vacías.



El deseo de mi alma es contemplar la risa

de los limpios corazones de la tierra.

Pero no,

es interminable su silencio,

es eterna su agonía,

dolorosa su resignación.



Y aquí estoy yo,

un demonio temerario que lee,

que piensa,

que duda,

que existe;

y al igual que una excelsa minoría

de idealistas despreciados

hoy recibo una ridícula condena

por querer mostrarle al mundo

la verdad desabrigada,

la verdad a plena luz del sol.

Y mi espíritu se muere

en las alas insensibles de la desesperación

al saber que, en esta dimensión,

la mediocridad se encumbra

con la ayuda de la inmensa mayoría.



¡Ideal de perfección,

no te arrodilles,

porque, aun siendo imperfecto,

seguiré yo venerando tu entereza!

¡Ideal de perfección,

evoluciona,

no detengas tu camino hacia la cima!,

porque aquella multitud de cobardía

que dispara cuando vuelas

como tú anhela ser.



Cuando deje de escucharse

el ritmo de los corazones

de los hombres idealistas,

este mundo irremediable

quizás alce la mirada

valorando su grandeza.



Los mortales necesitan liberar su consciencia

de la esclavitud interna

que los hace respaldar tanta opresión y dictadura.

Los mortales necesitan desvestirse

de las dudas y los miedos,

necesitan levantarse de las ruinas

y creer sin más recelo

en sublimes ideales.



¿De qué color es mi ideal?

Mi ideal es del color

de las aves de altos vuelos.

Mi ideal tiene sabor a excelsitud,

es como el brandy Alexander

que disfrutas en los bares de Madrid.



Mírame

como si mirases todo el cosmos

desde el trono de palmeras

y de esplendorosas playas.

Escúchame,

que la vida es un brevísimo período

y el café cuando se enfría

ya no vuelve a calentar el alma de los vivos:

«Es preciso ver el rostro

de la auténtica veracidad

sin maquillaje ni antifaces.

Te regalo mi semblante

para que lo leas en tus noches más confusas.

Es preciso sumergir el alma en la existencia

del saber que nos libera,

sumergirla en lo real, lo verdadero.

Te regalo mi poesía maldita

para que jamás regreses al redil».




La Dama de Negroni

 

*Brandy Alexander: Coctel cuyos ingredientes son: Brandy, licor de cacao oscuro, leche y nuez moscada rallada. Lo encuentras en @almacocteleria

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