Me sabe a hiedra esta ausencia inmerecida,
cada segundo es un suspiro doloroso
sin el verde de tus ojos refulgentes.
Todo es normal en este mundo
sin tus eminentes clases de estrategia empresarial.
Nada es tan extraordinario
como el tiempo que pasaba contemplando
tu deidad insuperable.
Pero tengo que fingir que soy feliz en el Caribe
para que el sol que conocí en España
no se burle del pendejo amor
que me tengo que tragar por ti.
Las horas corren impacientemente por la casa
mientras yo sigo sentada en aquel tiempo
que una tarde se detuvo en las miradas
que cruzaron nuestras almas.
Y al mirar el cielo rosa
que antes recorrí descalza
me entristece al verlo
tan inmensamente azul e interminable.
No es el cielo que pintamos
con el beso que nos dimos al mirarnos.
Aún me sigue estremeciendo
tu discurso inspirador
de maestro inalcanzable.
Es que tú
te pareces a tantas dimensiones desconocidas
donde abandoné partículas
de mi alma independiente.
Eres lo que más anhelo al despertar;
y esta madrugada eterna
me ha pintado un sueño eterno aquí en el rostro
que me habla de un futuro en Salamanca junto a ti.
¡Yo deseo caminar por los senderos
que se esconden en el viento
para llegar a tus brazos!
¡Yo deseo aprisionar la luz del sol de mi Quisqueya
y esconderla entre tus manos!
Pero solo puedo contemplarte en tus fotografías.
Solo puedo acariciar tu piel de dios indestructible
cuando sueño que te tengo.
Aún recuerdo aquellos tiempos
que la historia diseñó para nosotros
en el Viejo Mundo.
Mientras los dioses de la creación
descansaban en los tronos
que los hombres edifican,
nuestros cuerpos se gozaban en invierno.
Nos amábamos de madrugada.
Y en la oscuridad del mundo
descubrimos los secretos más oscuros de la vida.
Solo usted y yo sabemos
del misterio de las almas
que se esconde allí,
en los ojos de la bella humanidad.
Cuando sienta que mi vida se derrumba,
llegaré a través de ti
a las noches arrinconadas en nuestro pasado,
invadiré las madrugadas nuestras
y esclava de nuestros recuerdos me proclamaré.
Es que cuando llega tu sonrisa a mi memoria
mi existencia resplandece.
Es que cuando a mí regresas
con el verde oliva de tus ojos
siento que todas mis fuerzas se renuevan
y eres tú ese gran motivo
que me toma de la mano
y me ayuda dulcemente
a escalar hacia la gloria.
Cuando termine esta pandemia, volveré.
El Atlántico será un camino corto para mí,
un camino que yo cruzaré feliz
porque sé que al final tú me esperarás.
Tus verdades provocaron que mis ojos
se quedaran atrapados en tu aura.
Y presiento que las horas que pasé a tu lado
me perseguirán eternamente
hasta que te olvide,
o hasta que decida venerarte para siempre
o hasta que germine en mis entrañas
el último trago memorable de un boulevardier .
¡Cuando termine mi venganza,
te lo juro por la muerte
que ha venido del Oriente,
volveré!
¡Yo deseo apoderarme de lo que es eterno!
Apoderarme de tus ojos, por ejemplo,
porque allí descendieron los misterios más profundos
de aquel verde con que se engalanan los olivos.
Tú, mi alma idealista,
aliado y antagonista ideal,
seguirás viviendo en la memoria de la historia.
Tu presencia seguirá resplandeciendo
aquí en mi templo,
porque las almas grandiosas nunca palidecen.
Caerán los siglos abatidos,
pero tú seguirás estremeciendo al mundo
y a mi cuerpo
porque es exactitud lo que cantan tus palabras.
Me impresiona verte superar
todos los límites de la mortalidad,
verte crear lo verdadero,
ver cómo lo verdadero reencarna en ti.
La Dama de Vermut
*Boulevardier: Coctel cuyos ingredientes son: Bourbon o Rye, Campari, Sweet Vermouth y naranja. Lo encuentras en @almacocteleria